Esta no es una historia de terror, ni mucho menos de hadas y castillos, esta es un historia de la vida real.
En el año 2010
cursaba el grado 8, no en cualquier colegio, sino en el colegio Loyola para la
ciencia y la innovación, la ansiedad miedo y ganas de experimentar una nueva metodología
de estudio hacían parte de mí. Llegar a un nuevo lugar, conocer nuevas personas
y estudiar de una manera diferente eran cosas que a pesar de que sentía miedo, tenía
muchas ganas de afrontar. Cuando llegué, tanto los estudiantes como los
docentes fueron muy cálidos y amables, eso me gustó mucho. El compañerismo, la
autonomía, la equidad y el respeto son algunos valores que se vivían por no
mencionar tantos que se podían hallar allí. Aquel año
mi forma de ver y percibir el mundo cambio, pues ya en mi mente se encontraba
implantada la investigación. En el 2010 pude soñar e imaginar lo inimaginable, fantaseé
siendo una gran investigadora y revolucionando el mundo, en el 2011 le di paso
a la realidad, a poder hacer todos esos sueños posibles, centre mis
pensamientos y emprendí un camino lleno de iniciativas, durante es te proceso conté
con un grupo de compañeras, que se convirtieron en mis hermanas, junto a las
cuales soñé y logre mis objetivos.
En el año 2012 me
encontraba cursando décimo grado, aquel año fue arduo decisivo, pues desde ahí se empezaba a
definir mi futuro, mis aspiraciones, y lo que yo iba a ser en mi vida enfrentándome
al mundo real, en realidad el saber estas cosas me asustaba, pero era algo que tenía
que afrontar, y lo asumí, ese año fue donde conocí a mi grupo de investigación
pseudotex, aunque los lazos al inicio no fueron muy fuertes, con el tiempo se
fueron estrechando también tengo mucho que agradecerle a la docente Paola
Vallejo, pues ella fue el apoyo incondicional y la voz de aliento que nunca se
marcho.
2013 curso el grado 11, este es el sueño
de todo niño,
el grado donde se podrá obtener “la libertad” sin embargo no lo siento
así, aunque tengo muchas ganas de saber que me depara el destino es intimidant saber qué es lo que hay en él, es un arma de doble filo. Aquí me encuentro
construyendo el camino y dando pasos en el tratando de no pisar en falso para
no desmayar, aunque se siente la presión y la carga de un mañana, también se
tiene que aprovechar para vivir el hoy el presente, pues es el tiempo en el que
podré compartir con mis compañeros en un “ultimo brindis” porque cada uno tiene
sueños y metas por cumplir y con nuestras capacidades es muy factible que lo podamos lograr. Comparto
con mis compañeros, MIS HERMANOS, la última copa, el último vals y brindo por
el mañana que es incierto pero que ya está aquí, un mañana que vemos lejano,
aunque ya nos esté abrazando.
Jacqueline Londoño Medina
11º2
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