domingo, 17 de noviembre de 2013



Transformación.


Mi historia en el Colegio Loyola para la Ciencia y la Innovación nació de repente, sin preverlo. Viví durante 5 años en el municipio de Caucasia (Antioquia) al lado de mi familia, mientras cursaba mi secundaria en la Institución Educativa Escuela Normal Superior del Bajo Cauca que se enfoca en la Pedagogía para la formación de docentes, allí obtenía muy buena notas y era un estudiante destacado. 

Paralelamente mi prima Juliana Aristizábal Ortiz iniciaba el “sueño Loyolista” ingresando al grado 9. En las vacaciones de semana santa, en ese mismo año, fue a visitarme y me contó toda la historia, de inmediato hice todas las labores de papeleo incluyendo el traspaso para el colegio Loyola. Fue donde todo cambió. 

Después de la entrevista con la EX rectora Mary Luz entre al grado 9 en el grupo 2, junto a mi prima. La primera impresión fue algo impactante, en ese momento mis nuevos compañeros estaban en el auditorio viendo una película de religión y yo debí incorporarme a ellos de manera inesperada, pues el periodo ya iba corriendo, para mi suerte mi prima fue como un puente entre ellos y yo. Lo realmente complicado no fue llegar al colegio, lo difícil fue hacer empatía con alguien pues hoy que miro retrospectivamente mi personalidad y caigo en cuenta que no era una persona muy deseable, por mi egocentrismo, como yo mismo diría me sentía “la última Coca Cola en el desierto”

Las personas en el colegio Loyola viven en todas las comunas de esta gran ciudad, y en algunos casos específicos en municipio aledaños, por ése motivo fue algo traumático encontrar tan amplia variedad de pensamientos, personas desde el estrato 1 hasta el 5, por el contrario en Caucasia todos mis compañeros eran de igual procedencia, personas que conocía desde mucho antes y con una formación muy común a la todos los alumnos del municipio. 

Pero ése no fue el único cambio, lo más complicado fue separarme de mi Mamá, mis amigos, mis compañeros en la música, que es uno de mis hobbies, y todo mi pasado. Reiniciar aquí, una nueva historia en la que hoy todo está ligado a mi Colegio Loyola. 

Todo mi cambio personal inició en las vacaciones de mitad de año, en ése mismo año, fui uno de los afortunados estudiantes en asistir a Proyecto Morales, una especie de retiro, con el fin de formarnos en valores y cualidades como el liderazgo. De allí en adelante mi estancia en la institución empezó a ser más amena y mi mente empezó a abrirse a un nuevo mundo de conocimientos y experiencias.

En el proceso aprendí a ser alguien más curioso, a preguntar, a encontrar respuestas, a proponer soluciones, a generar opciones y me di cuenta al igual que mis compañeros que el mundo está lleno de problemas por resolver, esperando por personas como los estudiantes Loyolistas que estén dispuestos a realizar arduos trabajos y prodigiosas investigaciones para resolverlos.

Éste colegio hoy hace parte de todo lo que hago en mis días tiene que ver con él, me he acostumbrado a invertir mi tiempo correctamente, dedicar una tarde completa en la consecución de algún objetivo en mi proyecto, utilizar mi tiempo libre para aprender nuevas cosas, prepararme para los exámenes de las universidades, etc.

Nuestra institución está llena de Maestros en todo el sentido de la palabra, capaces de dar respuesta a nuestras preguntas y también de cuestionarse junto a nosotros, dispuestos a investigar junto a nosotros y a destinar su tiempo para acompañarnos en nuestros procesos, algunos más que profesores amigos para compartir cuestiones diarias, decir tonterías, hablar sobre política, para todo tipo de ocasiones.

Lo más importante en ésta institución es la capacidad que tiene por medio de todos sus retos diarios de convertirnos en personas capaces de afrontar retos, de analizar beneficios y desventajas, de considerar todos los puntos de vista en un hecho y buscar solución a las inmensas problemáticas que afronta nuestra sociedad, nuestro mundo.

Es imposible hacer éste escrito sin adjuntar todas las vivencias que he tenido gracias a mi proyecto PHYTOWAVES. Ésta idea en la que fui el último estudiante en ingresar en el año 2012 me ha enriquecido mucho pues hoy siento que he sido formado como investigador, además gracias a la gran acogida que hemos tenido en las ferias se nos ha permitido hacer varios viajes con el fin de replicar y compartir nuestro conocimiento.

Todo se desencadeno desde la feria departamental de Ondas donde ganamos un cupo para asistir la feria regional en el Eje Cafetero, específicamente en la ciudad de Pereira, y después la Feria Nacional Infantil y Juvenil de Ciencia, Tecnología e Innovación. Allí tuve el gusto de ver proyectos de Ecuador, Perú y algunos otros países, además de conocer culturas de nuestro país de las que había escuchado hablar pero con las cuales tuve contacto en ése momento. 

Para mi han sido 3 años, no diré largos pues así no se sienten, en éste tiempo he sido partícipe de una metamorfosis general que se puede notar en el ambiente del colegio, encontramos personas seguras, capaces y tolerantes. Hoy sabemos que el proyecto Colegio Loyola solo está empezando y en un mañana abra centenares o seguramente miles de personas orgullosas de decir:

SOY UN EGRESADO LOYOLISTA.

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