PASO
A PASO
Eran
finales de octubre del año 2008, cuando una propuesta por parte de la
coordinadora de mi anterior colegio, retumbo en mis oídos y se quedó en mi
imaginación; no escuché muy bien las palabras de ella, lo único que puedo
recordar fue que dijo que iba a ser una decisión difícil pero que si
aceptábamos dicha propuesta no nos íbamos a arrepentir.
Habló
de la creación de un nuevo proyecto educativo que iba ser un pilar en Medellín,
dijo que un grupo de estudiantes de colegios determinados habíamos sido
seleccionados para presentar un examen y pasar a esa “nueva institución
educativa”. No puedo negar que la idea me gusto, había algo que me impulsaba a
ser parte de este nuevo proyecto y luego de muchas conversaciones con mis
padres y reuniones por parte de los creadores de la idea, tome junto con mi
familia la decisión de entrar.
Recuerdo
que el 5 de febrero de 2010 fue mi primer día en la institución, yo estaba muy
contenta pero un poco asustada, ya que todas mis compañeras del colegio antiguo
estaban recibiendo clase desde semanas anteriores y a mí no me habían llamado para
ingresar. Recuerdo también que cuando entre el profesor Hernán nos recibió con
un apretón de mano muy cordial y nos pidió dirigirnos al auditorio.
No puedo
negar que fue algo muy extraño, ya que era un lugar que reflejaba ausencia de
cuidado y vida, pero cada una de las palabras dirigidas por los directores y
responsables del proyecto fueron una especie de luz, que incrementaba las ganas
de aprender en nosotros y de convertir esos lugares en espacios de armonía.
Fueron
pasando los días y cada vez el colegio tomaba más forma y se sentía ese calor
peculiar de familia, yo fui supremamente feliz durante este primer año, tengo
que aceptar que fue un cambio un poco brusco, pero el ingresar a la institución
diariamente representaba para mi ese gusto por hacer lo que se quiere hacer.
Nunca
voy a olvidar el día en que conocí a mis compañeras de equipo, a las cuales día
a día fui aprendiendo a entender y querer mucho más. Todo, puedo decir que lo
planeo el destino, yo entre a un salón después de una semana de estudio por un
cambio que hizo la profesora, en esa semana ordenaron que debíamos conformar
grupos de cinco personas y Kelly la líder fue quien me dijo y reunió a Paola y
Camilo, luego por cosas del tiempo y de amistad Katherin comenzó a ser parte
del grupo y fue acogida con alegría.
Todo
fue transcurriendo, llegaron los trabajos, las exposiciones, los nervios y las lágrimas,
siendo estas las principales responsables de la fuerza y tenacidad con que se adoptó
la responsabilidad y se cumplió con ella.
En
el 2012 ya éramos un equipo con cimientos realmente sólidos y estructurados,
nuestro trabajo se desarrollaba de manera perfecta y cada uno conocía las
habilidades y aptitudes del otro, lo cual nos hizo un equipo muy bien
conformado y reconocido por la calidad de sus trabajos. Pero esto no se podía quedar
ahí; en ese momento Hormi-PET entro como un cristal radiante que nos atrapo y
cambio nuestra perspectiva ante la vida.
Nos contaron
que uno de los requisitos para graduarnos era la realización de un proyecto de investigación,
no sabíamos nada al respecto, pero nos afirmaron que nos iban a formar para
desarrollarlo y poder algún día mostrarlo en una feria. Todo se comenzó a darse
de porfa precisa, comenzaron las consultas, los debates, la planeación, los
trasnochos, la redacción y corrección. Pero al final después de medio año de
trabajo imparable, Hormi-PET quedó listo como un pan recién horneado.
Estábamos
listas para presentarnos en una feria y eso fue lo que obtuvimos. Sabíamos que debíamos
prepararnos para un feria de alta categoría en la cuidad la feria de la
ciencia, la tecnología y la innovación, realmente la participación nos tomó por
sorpresa, pero cada día de exposición fue muy bonito y provechoso. Al final
obtuvimos el reconocimiento de mejor proyecto de investigación en la categoría
de 10º y 11º. Ese día no faltaron las lágrimas y los abrazos, personalmente
creo que nunca había sentido esa emoción que no permitía borrar una sonrisa de
mi rostro.
Ahora
seguimos siendo las mismas 4 niñas que creímos en un proyecto educativo que nos
cambió la vida, ahora estamos a un paso de pasar a la universidad y continuar
con desarrollando habilidades que un futuro nos permitirán ayudar a que esta ciudad
y este país mejoren.
El colegio
dejo en mi un mujer que lucha por cumplir sus sueños, que piensa que nada es
imposible si hace con amor y dedicación y que la vida está llena de retos y
necesita personas que se arriesguen a hacerlos realidad.
Sara González Alzate
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