miércoles, 2 de octubre de 2013

NO SÉ CÓMO LLAMARLO

Hoy, un día como cualquier otro, me levante con la intención de escribirle a usted. Espero que comprenda lo que voy a expresar, igual tiene usted el derecho de opinar de la manera que desee. Soy de pocas palabras, y ahora un poco más, pero acá intento escribir esto.
En ese entonces quería cambiar de colegio, buscar otras opciones, quizás mejores o peores para mí; no sabía con que me podría encontrar, el fin es que me comentaron sobre un nuevo proyecto el cual me llamo mucho la atención, pero también me ponía en duda; acepte, siempre pensando en el futuro. Ya me encontraba en una nueva institución, la verdad es que los primeros días ni siquiera sabía cómo era el nombre oficial. Al principio todo era aburrido, solitario y triste, eran integrantes de tantas instituciones de la ciudad que nadie generaba confianza, bueno, éramos cuatro que portábamos el mismo uniforme, pero que tampoco nos conocíamos mucho y de los cuales puedo decir ahora que continúan dos, siendo yo partícipe. El primer año fue diferente, se vivía un ambiente tan tranquilo, de confianza, tan agradable, con el paso del tiempo fui conociendo personas tan respetuosas, aplicadas, luchadoras, arriesgadas. Algo que de verdad agradezco fue el aprender a tolerar a los demás, a la hora de trabajar más que todo, el trabajo en equipo era prácticamente nuevo para mí, y fue ahí donde empecé a trabajar con otros, a compartir con personalidades completamente diferentes, y esto se hacía cada día más interesante ya que ese intercambio de conocimientos era tan significativo para cada uno, aun recuerdo algunos resultados de los primeros trabajos por equipo. Al final se podía ver los que de verdad querían luchar por permanecer ahí, o los que preferían ir a buscar sus antiguas amistades, los que les aburría la madrugada o la jornada tan larga, los que no soportaban la planta física del colegio o los que no soportaron el cambio en general. 
 Mala memoria tengo, pero no olvido ver cuando muchos chicos renunciaban por que habían perdido el grado, o otros en la misma situación pero seguían ahí, para mí era triste verlo, pero también comprendía que lo que vale es aprender, no pasar por pasar. El tiempo pasa, todo cambia, nosotros aunque no lo notemos nos convertimos en otros seres, buenos o malos eso depende de cada individuo; para mí todo empezó a cambiar, desde los docentes, el trabajo en equipo hasta la forma en que todos interactuábamos, ya cada uno era con su mesa de trabajo cada quien enfocado en lo que había por hacer. Ya todos nos conocíamos un poco mejor, igual con los docentes, lo malo era que mientras había más confianza se generaba mas desorden. Al fin al cabo este colegio ya no era tan diferente, pues la tecnología, en sí que manejábamos era poca, los valores éticos de algunas personas daban mucho que decir. . Antes algunos profesores, algún momento también estuvieron ahí para apoyarnos y darnos los ánimos más grandes y no dejarnos renunciar. Si, igual agradezco ya que he tenido la oportunidad de compartir con personas súper geniales, momentos tristes, alegres, frustrantes, desolados. De todo tipo. Pero sea como sean, para mí son inolvidables, esos días en que me reí a morir, esos ratos de locuras y de tantas tonterías que hice acompañada de otros… es que es inolvidable los años de colegio Algunas veces me pongo a pensar que sería de mi donde estuviera en el colegio anterior, y lo digo es porque he notado que mis compañeras de ese entonces son personas irreconocibles, en el sentido que han cambiado pero para mal, lo diría yo. Estaría yo en malos pasos? , no lo sé, dicen que las amistades influyen mucho, no sé hasta donde será verdad. 
 Y es acá en el Loyola, donde no es que sea tan diferente a los demás colegios, bueno en parte si por el hecho de trabajar con los proyectos de investigación, y el trabajar en las mesas por equipos, asunto que requiere de tiempo y dedicación, responsabilidad, y paciencia, y lo digo porque ahora que estoy trabando con la “papas” ha sido algo bastante complejo pero de grandes aprendizajes, un trabajo del que nos quedara huellas en el corazón , demás que así será para cada mesa de trabajo con sus proyectos tan interesantes. Es acá donde el tiempo es malgastado, necesitamos aprovecharlo al máximo, donde nos damos cuenta y reflexionamos que el tiempo vale mucho oro, es acá donde, sin duda hay personas súper genios, donde hemos trasnochado a estar a punto de apagarnos porque ya no mas, es acá donde estamos los conformistas, donde se han obtenido excelentes logros, es acá donde casi a diario nos estamos quejando, donde muchos nos hemos tropezado pero siempre nos hemos parado, donde he luchado a pesar de todos aquellos obstáculos por algunos de mis sueño, es acá donde hay de todo tipo de personas, donde se nota el individualismo, el irrespeto y la desconfianza, es acá donde ya no quiero estar más. 
 Es acá donde de una u otra manera estuve la mayor parte de mi bachillerato y por eso agradezco de todo corazón a todas esas personas con las que tuve la oportunidad de compartir, a los docentes que a pesar de su genios pesados algunas veces, estuvieron dispuestos a enseñarme y aguantar nuestras rebeldías. Gracias a todo el personal en general. Agradezco y también pido disculpas si alguna vez queriendo o sin querer ofendí a alguien. Me despido. Memoria de una Yureny. Colegio Loyola Para la Ciencia y la Innovación, 11.1 2013.

No hay comentarios:

Publicar un comentario