UN SUEÑO CUMPLIDO... UNA HISTORIA REAL
Como habrás podido notar
esta carta no tiene destinatario y es porque cualquier persona puede tener
acceso a ella, hoy quiero plasmar en este papel mi historia como estudiante
Loyolista, todo comenzó hace algunos años cuando tan solo era una niña y el
colegio Loyola tan solo un sueño, a mi antiguo colegio llego una propuesta que
era realmente ambiciosa y por esto cautivó mi atención y la de mis padres,
después de asistir a una charla informativa donde presentaban la propuesta de
colegio innovador decidí hacer parte de este sueño, teniendo claro que era un
riesgo porque la propuesta estaba en un papel pero existía la posibilidad de
fallar, al iniciar el cambio fue muy duro, ya que era acoplarse a distintas
maneras de pensar y aceptar que no siempre se tiene la razón, el reto era
trabajar en equipo y para ello teníamos que ser muy tolerantes, ahora no era
solo luchar por un triunfo individual sino por un equipo de personas, entre las
cuales si fallaba una, todo el equipo también lo hacía, además los recursos con
los que contaba el colegio eran mínimos y nos tocó trabajar en un principio con
“las uñas.”
Con el pasar del tiempo me
fui acoplando a esta nueva metodología que aparte de ser innovadora y todo un
reto, enriquece nuestra formación personal, ya que en ella están implicados una
serie de valores, entre ellos la autonomía, valor característico de la
institución, porque nos enseñaron a ser responsables de nuestro propio
aprendizaje, con el debido acompañamiento de los docentes. Otro de los motivos
que nos hacen diferentes al resto de instituciones es el trabajo por proyectos,
aún recuerdo cuando empezamos con la realización de ellos, era algo completamente
nuevo para mí y cometí muchos errores, tantas cosas que fueron corregidas miles
de veces y como olvidar las primeras preguntas de investigación y sus
variables, casi no logramos construirla, pero como todo en la vida fue cuestión
de práctica, ahora en unas cuantas horas logramos obtenerla con facilidad y así
ha pasado con muchas otras cosas, en este momento una gran nostalgia se apodera
de mí, recordar todas las experiencias vividas en este colegio que ha sido mi
segundo hogar y a todas las personas que hacen parte de éste que se
convirtieron en mi familia.
Tuve la fortuna de
pertenecer desde un comienzo a equipos muy buenos, en los cuales siempre me
sentí conforme y me adapte con facilidad, pero una de las cosas por las cuales
estoy orgullosa es pertenecer al mejor equipo de trabajo, ProBio compuesto por
cinco estudiantes, el proyecto nació hace dos años en compañía de nuestra
asesora Yessica Gutiérrez López y desde
ese momento comenzamos a soñar, no hemos dejado de trabajar y aprender día a
día cosas nuevas y aunque tuvimos varios obstáculos, siempre intentamos salir
adelante, ellos se han convertido en mi familia, ahora cumplimos uno de las
metas planteadas que era hacer parte de feria explora y estamos orgullosos de
los resultados obtenidos.
Es muy reconfortante saber
que estamos a poco de alcanzar uno de nuestros sueños, conocí a muchas personas
que fueron muy importantes para mí y es muy difícil ver como muchos de mis
amigos se quedaron a mitad de camino,
quizá porque el Loyola no es una institución en la cual puede estar cualquier
persona, para pertenecer aquí hay que tener como prioridad el estudio y
aprendizaje, estas personas decidieron renunciar. A diferencia de ellos estamos
los que nunca dejamos de creer en este sueño Loyolista, los que amamos el
colegio por formar las maravillosas personas que somos, en este colegio se han
abierto muchas puertas, las oportunidades cada vez aumentan más y casa día
estoy más orgullosa de haber tomado la decisión correcta, Pero también es muy triste tener que irme del
lugar que me vio crecer y formarme como persona, aquí descubrí talentos que no
pensé que tuviera, pero el mayor de los retos fue sin lugar a dudas perder el
miedo a hablar en público, al principio fue algo muy difícil porque no estaba
acostumbrada y el temor a equivocarse y tener que alejarme de los amigos que han
compartido conmigo tantos momentos a los cuales quiero y extrañaré mucho, además
los profesores que han sido más que guías como padres, sus regaños, ese
carácter fuerte que impidió que fuéramos personas facilistas, esas palabras que
siempre me ayudaron a levantar, también cuando tuve problemas familiares su
apoyo fue de gran ayuda para superarlos.
Ahora que él tiempo paso y
pudimos como primera generación cumplir con el objetivo de dejar bien posicionado
el colegio a través de las pruebas ICFES es un gran orgullo para mí, estoy a
tan solo unos días de graduarme espero que el colegio pueda ser reconocido por
su excelente trabajo de educación, es una propuesta innovadora y demostramos
con nuestros resultados que vale la pena, confío en que cada vez los resultados
van a ser mejores y se despertaran talentos increíbles, nosotros solo somos la
muestra de que los sueños se pueden hacer realidad, por eso hoy me voy con
muchas enseñanzas pero sobre todo que nunca hay que dejar de soñar y luchar
porque estas metas se hagan realidad, dentro de muy poco tiempo estaré
realmente orgullosa de ser egresada de la Institución educativa colegio Loyola
para la ciencia y la innovación.
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