jueves, 24 de octubre de 2013

UN SUEÑO CUMPLIDO... UNA HISTORIA REAL

Como habrás podido notar esta carta no tiene destinatario y es porque cualquier persona puede tener acceso a ella, hoy quiero plasmar en este papel mi historia como estudiante Loyolista, todo comenzó hace algunos años cuando tan solo era una niña y el colegio Loyola tan solo un sueño, a mi antiguo colegio llego una propuesta que era realmente ambiciosa y por esto cautivó mi atención y la de mis padres, después de asistir a una charla informativa donde presentaban la propuesta de colegio innovador decidí hacer parte de este sueño, teniendo claro que era un riesgo porque la propuesta estaba en un papel pero existía la posibilidad de fallar, al iniciar el cambio fue muy duro, ya que era acoplarse a distintas maneras de pensar y aceptar que no siempre se tiene la razón, el reto era trabajar en equipo y para ello teníamos que ser muy tolerantes, ahora no era solo luchar por un triunfo individual sino por un equipo de personas, entre las cuales si fallaba una, todo el equipo también lo hacía, además los recursos con los que contaba el colegio eran mínimos y nos tocó trabajar en un principio con “las uñas.”

Con el pasar del tiempo me fui acoplando a esta nueva metodología que aparte de ser innovadora y todo un reto, enriquece nuestra formación personal, ya que en ella están implicados una serie de valores, entre ellos la autonomía, valor característico de la institución, porque nos enseñaron a ser responsables de nuestro propio aprendizaje, con el debido acompañamiento de los docentes. Otro de los motivos que nos hacen diferentes al resto de instituciones es el trabajo por proyectos, aún recuerdo cuando empezamos con la realización de ellos, era algo completamente nuevo para mí y cometí muchos errores, tantas cosas que fueron corregidas miles de veces y como olvidar las primeras preguntas de investigación y sus variables, casi no logramos construirla, pero como todo en la vida fue cuestión de práctica, ahora en unas cuantas horas logramos obtenerla con facilidad y así ha pasado con muchas otras cosas, en este momento una gran nostalgia se apodera de mí, recordar todas las experiencias vividas en este colegio que ha sido mi segundo hogar y a todas las personas que hacen parte de éste que se convirtieron en mi familia.

Tuve la fortuna de pertenecer desde un comienzo a equipos muy buenos, en los cuales siempre me sentí conforme y me adapte con facilidad, pero una de las cosas por las cuales estoy orgullosa es pertenecer al mejor equipo de trabajo, ProBio compuesto por cinco estudiantes, el proyecto nació hace dos años en compañía de nuestra asesora Yessica Gutiérrez  López y desde ese momento comenzamos a soñar, no hemos dejado de trabajar y aprender día a día cosas nuevas y aunque tuvimos varios obstáculos, siempre intentamos salir adelante, ellos se han convertido en mi familia, ahora cumplimos uno de las metas planteadas que era hacer parte de feria explora y estamos orgullosos de los resultados obtenidos.

Es muy reconfortante saber que estamos a poco de alcanzar uno de nuestros sueños, conocí a muchas personas que fueron muy importantes para mí y es muy difícil ver como muchos de mis amigos  se quedaron a mitad de camino, quizá porque el Loyola no es una institución en la cual puede estar cualquier persona, para pertenecer aquí hay que tener como prioridad el estudio y aprendizaje, estas personas decidieron renunciar. A diferencia de ellos estamos los que nunca dejamos de creer en este sueño Loyolista, los que amamos el colegio por formar las maravillosas personas que somos, en este colegio se han abierto muchas puertas, las oportunidades cada vez aumentan más y casa día estoy más orgullosa de haber tomado la decisión correcta,  Pero también es muy triste tener que irme del lugar que me vio crecer y formarme como persona, aquí descubrí talentos que no pensé que tuviera, pero el mayor de los retos fue sin lugar a dudas perder el miedo a hablar en público, al principio fue algo muy difícil porque no estaba acostumbrada y el temor a equivocarse y tener que alejarme de los amigos que han compartido conmigo tantos momentos a los cuales quiero y extrañaré mucho, además los profesores que han sido más que guías como padres, sus regaños, ese carácter fuerte que impidió que fuéramos personas facilistas, esas palabras que siempre me ayudaron a levantar, también cuando tuve problemas familiares su apoyo fue de gran ayuda para superarlos.


Ahora que él tiempo paso y pudimos como primera generación cumplir con el objetivo de dejar bien posicionado el colegio a través de las pruebas ICFES es un gran orgullo para mí, estoy a tan solo unos días de graduarme espero que el colegio pueda ser reconocido por su excelente trabajo de educación, es una propuesta innovadora y demostramos con nuestros resultados que vale la pena, confío en que cada vez los resultados van a ser mejores y se despertaran talentos increíbles, nosotros solo somos la muestra de que los sueños se pueden hacer realidad, por eso hoy me voy con muchas enseñanzas pero sobre todo que nunca hay que dejar de soñar y luchar porque estas metas se hagan realidad, dentro de muy poco tiempo estaré realmente orgullosa de ser egresada de la Institución educativa colegio Loyola para la ciencia y la innovación. 

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